Esta experiencia, cada vez más popular entre viajeros locales y extranjeros, combina carretera, gastronomía, adrenalina y paisajes surrealistas en un recorrido que comienza al amanecer y termina bajo el cielo estrellado del desierto.
Historia basada en el video de Sjoerd de Wit
La travesía inicia temprano, con un desayuno en Los Pancitos de Chilca, parada obligatoria para disfrutar del famoso pan con chicharrón y un café que reconforta el alma. A medida que el paisaje cambia, el clima sorprende con lluvias poco comunes en la costa sur, añadiendo un toque inesperado a la aventura.

Durante el trayecto, se recomienda una segunda parada en un grifo Primax con restaurante y baños impecables—un oasis en la carretera que demuestra que el viaje es tan importante como el destino.
Una vez en Ica, a solo 20 minutos de Huacachina, el grupo se dirige a Haku Coffee, donde el capuchino y el espresso son dignos de mención. Luego, en Huacachina Sandata, se alquilan sandboards, sandskis, botas y cascos. El instructor Luisito, figura reconocida en la comunidad, guía a los visitantes en la preparación técnica y seguridad.
Se explica la diferencia entre las bases de nieve y las de arena: en Huacachina se usa fórmica, un material que desliza sobre la arena con ayuda de cera especial.
El tour incluye bajadas icónicas como La Fósil, La Escalera y La Patrick, donde se construye una rampa para realizar trucos como el famoso backflip. La técnica es clave: flexión de rodillas, postura firme y confianza. Incluso si el motor falla, como ocurrió en esta aventura, el espíritu se mantiene activo y listo para continuar.
Al terminar la jornada, si no deseas manejar de noche, se sugiere pernoctar en Paracas, a media hora de Huacachina. Así se cierra un día completo de emociones, sabores y paisajes inolvidables.
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🎥 Créditos
Video realizado por Sjoerd de Wit